A finales de diciembre se presentó en Barcelona la Guía de vinos de Cataluña 2011 donde se reunió a los 112 mejores vinos y cavas de la Guía (en esta edición, fueron más de 1500 vinos catados, clasificados en 12 categorías). Una guía dirigida al consumidor final, con un objetivo claro, “ser el instrumento para acercar a los ciudadanos los vinos y cavas de la tierra”.
Asistí a su presentación, y en ella pude disfrutar de una amplia representación de los vinos catalanes, muchos de ellos inéditos para mi paladar, consecuencia directa de la dificultad para localizarlos, y, en la mayoría de ellos, ínfima producción.
Para mi fue un especial hallazgo ya que tuve la oportunidad de “encontrarme” con vinos con tipicidades singulares propias de variedades autóctonas, muchas de ellas recuperadas tras muchos años de olvido y letargo. Mucha personalidad y carácter, expresivos en el sentido de la cantidad de información que aportaban sobre su origen, la viña, y todos con otro factor común, “el amor y especial cuidado al terruño”.
Si os parece, os iré presentando cada uno de los vinos que tuve oportunidad de catar. Espero que esto sirva para darlos a conocer, crear interés por ellos (conocimiento+interés=demanda), y por ello, “presionar” la distribución fuera de la comunidad catalana.
Y como siempre, poco tiempo para satisfacer mi deseo de conocer, sobre todo cuando tenía delante de mí tanta novedad y primicia. Así que para la próxima edición, que sean dos días ;-).
Y Comienzo con Abadal Nuat 2008: Un vino por descubrir, de Bodegas Abadal (DO Pla de Bages).
Para mí era una novedad, y es tan novedad que hasta si visitas la web de Abadal ni siquiera aparece.
Joan Ramón Mañé me explicaba que lo que han querido es elaborar un vino especial con la variedad Picapoll, con la que ya han conseguido menciones y premios con el joven.
Otra apuesta por la variedad, por la identidad de la zona. En este caso son viñedos seleccionados de Picapoll de entre 15 y 70 años, con maceración pelicular, fermentación y battonage, además de la permanencia durante 8 meses sobre sus lías.
El aporte de la madera procede del 10% del vino que va a tener contacto con barricas de roble francés sin tostar.
Visualmente tiene un color amarillo suave con reflejos dorados.
En nariz sorprende su intensidad aromática desde el principio, con aromas primarios varietales, comenzando por flores blancas como el jazmín, y aromas golosos de frutas blancas como la pera, o también el melocotón, pero el melocotón rico en almíbar.
En boca es sedoso, algo untuoso, cremoso, que deja un paso de boca largo y agradable. Una persistencia alta, con recuerdos a ese melocotón en almíbar que olíamos en nariz, y con una calidez sensacional.
Un vino que acompañaría perfectamente a una merluza a la vasca, un besugo al horno o un atún a la plancha.
Mi enhorabuena a Joan Soler. Por cierto, el significado del vino es Desnudo, sincero, honesto…
Caté la primera añada que salió al mercado, la 2008, aunque ya está la 2009.
Les Tallades de Cal Nicolau 2008