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De Vinos de Buena Relación Calidad Precio |
En el 2009 aparecieron en el mercado, Anxo, Mara y Alba, los tres vinos “hermanos pequeños” del conocido albariño Martín Codax.
La bodega Martín Codax, que toma el nombre del más célebre trovador gallego del que se conservan sus cantigas, está ubicada en la provincia gallega de Pontevedra. Siendo la Denominación de origen a la que pertenece la de Rias Baixas.
La uva Albariño es la variedad blanca protagonista de sus vinos, reconocidos a nivel mundial por la crítica y por los concursos nacionales e internacionales a los que se presenta.
Pero desde hace dos años, los cuatro pilares de Martin Codax, Burgáns, Organistrum, Gallaecia, y su buque insignia, el vino Martín Codax, comparten espacio en el portfolio de la bodega, con los tres vinos, Anxo, Mara y Alba. Tres vinos, que según comentaban en su presentación el Director comercial, “se buscaba ofrecer un producto de alta calidad y exclusivo, que no se encontrará en cadenas de alimentación…” , “…algo nuevo, que no canse, con una estética muy moderna capaz de llegar a un nuevo público…”.
Los tres son vinos aromáticos, frescos, agradables al paladar, con una imagen juvenil, a la vez que elegante, y con un precio muy interesante para todos, y sobre todo para el público joven que se inicia en el consumo del vino.
Mara, un vino godello, elaborado sobre sus lías durante 3 meses, Anxo, es un vino del Rosal elaborado con un 80% de albariño y loureira y treixadura. Por último, Alba es un vino monovarietal de albariño.
Hoy continuamos con Mara 2010 (Medalla de bronce en International Wine Guide 2011):
Mara 2010 es un vino blanco de la uva Godello con 3 meses de contacto con sus lías, es decir, se ha dejado el vino en contacto con sus levaduras tras la fermentación. Esto le aportará unas notas aromáticas específicas, y algo de cremosidad y estructura en boca.
Pertenece a la Denominación de Origen Monterrei, a diferencia de los otros dos de la misma gama, Anxo y Alba, que son DO Rias Baixas.
La botella es de tipo borgoña, con un etiquetado elegante y visualmente atractivo y llamativo en varias tonalidades de amarillo.
Tapón de silicona, eso si, muy atractivo de la gama de color de la etiqueta y contraetiqueta. En este caso un amarillo. Además aparece el nombre del vino serigrafiado en él.
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Visualmente es amarillo pajizo, un poquito más subido de tono que Anxo, limpio, brillante y casi no distingo lágrima.
A copa parada, aromas limpios, de intensidad media –alta, donde lo primero que percibo son esas notas a las levaduras debido a esa pequeña crianza que ha tenido de 3 meses sobre sus lías.
Al mover la copa es cuando percibo notas de frutas, plátano maduro, nectarina, e incluso identifico algo de paraguaya (este aroma ahora lo tengo bastante fresco en la memoria, puesto que la paraguaya está siendo una de mis frutas del verano), he tenido un instante de recuerdo a kiwi del tipo de Nueva Zelanda, e incluso un fondo de flores blancas al dejar reposar un poco la copa. Con el tiempo y, a medida que sube la temperatura en el vino, percibimos mejor las notas a la levadura, y notas lácticas de yogur de melocotón.
En boca tiene una entrada de suave dulzor, con un cuerpo medio-ligero (hablo de la densidad que percibe la lengua y el paladar cuando estoy bebiendo el vino) y con un final amargo bastante pronunciado, que unido a un recuerdo frutal ácido, la sensación es de como si me hubiera tomado un pomelo. Recuerdos a frutas ácidas, notas lácticas de yogur de frutas de bastante persistencia, agudizada por la sensación alcohólica.
Un vino que, como le ocurría a Anxo 2010, le tomaría acompañando a una comida y no solo. Aunque tiene algo más de cuerpo en boca debido a su contacto con las lías.
Una ensaladilla rusa, ensalada de pasta fría o con berenjena y calabacín rebozados, tan típico del verano.
MI NOTA: 7,9
PVP: 8€ aprox.
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