Cuatro días de auténtica locura, visionado de cortometrajes, yendo a la búsqueda del mejor pincho de cine, conociendo bodegas y vinos canarios, y todo esto armonizado con mucho frío (los lugareños comentaban que esto no se conocía desde hacía 30 años) y lluvia, una climatología bastante adversa para el disfrute del festival. Aún así, no nos impidió recorrer las distancias entre el Teatro Leal y el Paraninfo Universitario en busca de interesantes proyecciones.
Lo primero que queremos destacar y remarcar es la escasa audiencia, de medios de comunicación tanto en las ruedas de prensa como en el visionado de los cortos, largos y documentales seleccionados por el festival. Nos ha llamado la atención que una iniciativa tan interesante para el mundo de la cultura, y máxime en época de crisis, haya tenido un apoyo insignificante a nivel mediático.
CineEsCena ha contado con una oferta amplia y de calidad en todas sus secciones necesitadas de críticos para darlas a conocer al público en general. Cada proyección tiene una historia, un trabajo meticuloso, en ocasiones, complicado y arriesgado, de personas que nos quieren transmitir emociones a través de una pantalla de cine. En este sentido, nos hacemos eco de las palabras del realizador Josep Vilageliu, las cuales nosotros también apoyamos:
“necesitamos que haya más crítica, que una vez que nuestros trabajos se exponen a los gustos de los críticos reciban un comentario bueno o malo. Un creador necesita que lo estimulen con palabras que no necesariamente tienen que ser de su agrado, pero que de alguna forma sirven para medir lo que está haciendo en cada momento. El silencio que se crea después de un estreno no es buena señal”.
Por otro lado, nos preguntamos cuál ha sido el motivo para que tampoco haya habido una respuesta e interés por parte del público ante una alternativa gastronómica y cultural tan atractiva y estimuladora.
¿Cómo es posible que en los dos días de proyecciones a las que hemos asistido en el Teatro Leal pudiéramos ser 10 y 30 personas respectivamente, o que en un ambiente universitario como es el Paraninfo de la Universidad de La Laguna fuéramos unos 8 el primer día y 15 segundo?.
“La alarmante y escandalosa falta de público en presentaciones y pases de películas…”
“Destacamos, de nuevo, el escaso y preocupante interés que está levantando ciertas propuestas entre el público…”, Benjamin Santana (sección cultural en los servicios informativos de la Televisión Canaria)
Ahoras sí, y una vez visionado (por partida doble) todos los cortometrajes seleccionados en CineEsCena y a escasos momentos de que se falle el jurado, nos gustaría comentar nuestras impresiones:
The Turkey (Anna Margarita Albelo), ironías de la vida, cómo con el paso del tiempo, una esposa y madre puede llegar a ser invisible para las personas a las que más quiere por las que ha estado toda su vida entregada. La celebración de su cumpleaños será un punto de inflexión.
Tropezones (David Macián y Eduardo Molinari), comedia dramática donde se ve reflejado el egoísmo masculino, y el conformismo femenino junto a la costumbre de dar placer al hombre, un “maridaje perfecto”.
One night at the Inn (Mike Carr), comedia negra sin diálogo entre los personajes. El comportamiento de dos psicópatas cuando el destino les hace coincidir alrededor de una “desmedida” pasión gastronómica: un pastel de carne.
Tetra (Aránzazu Merchán y Ricardo Mateo), cuidadoso seguimiento en tono documental de un grupo de amigos apasionados por la gastronomía en su travesía “única y excepcional” hacia El Bulli.
Save Our Bacon (Peter Baynton), una Crítica social de cómo explotan las grandes superficies a los pequeños productores de calidad por exigencias del mercado.
Intercambio (Antonello Novellino y Antonio Quintanilla), comedia dramática que trata sobre la supervivencia humana, “el hambre, mata”.
El tren de las Moscas (Fernando López y Nieves Prieto), documental social que narra la historia de las “Patronas” de Guadalupe. Cuando el hecho de dar de comer, se vuelve un acto heroico.
Cinco Recuerdos (Oriana Alcaine y Alejandra Márquez), cuenta la historia de un viaje al fondo de la memoria en busca del recuerdo perdido.
Entre Fogones (Patrick Bencomo), un cortometraje con una historia ya reconocida en la gran pantalla, el amor que puede surgir en la cocina de un restaurante.
Como Siempre (Jairo López), un corto que intenta, de manera poco acertada, retratar el desgaste de la amistad con el paso del tiempo, a través del reencuentro de un grupo de amigos en la ultima noche del año.
El agua en Candelaria (Aarón J. Melián), un homenaje a toda la gente del municipio de Candelaria que, no hace tanto tiempo, se dejó la vida en la búsqueda subterránea del agua, para poder mejorar la vida de toda la isla.
Guachinche (Darío López Luis), emotivo documental que viaja a los orígenes de los guachinches. Los testimonios de sus protagonistas nos acercan a este lugar de encuentro, que giraba y gira en torno al vino.
Naturaleza muerta (Josep Vilageliu), malogrado Intento de crear un poema visual. La fruta como objeto de provocación entre dos personas.
Tacoronte-Acentejo es un placer (Andres Koppel), reportaje casi publicitario de la Denominación de Origen, un recorrido idílico desde la uva al caldo final.
¡Mucha Suerte y Enhorabuena a todos!
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