Llegamos hacia las 10 de la mañana, la terraza preparada, el salón con una iluminación tenue, dormitaba, y en la cocina todo el movimiento, la acción, los ingredientes, dispuestos a ofrecer un día más una espectacular comida. Rodrigo hizo un alto para atendernos, y con él estuvimos echando una mirada a toda su experiencia desde que comenzó a cocinar.