El abanico socio cultural y gastronómico que nos ofrece Madrid es incalculable, sobre todo cuando decides hacer una ruta de bares o restaurantes, Pero, ¿qué pasa con esas tabernas legendarias, castizas y con encanto que parecen haberse paralizado en el tiempo?
Viajamos al siglo XIX y principios del siglo XX para empaparnos de la historia que ha llevado a estas tabernas a perdurar aún en el siglo XXI. ¿Qué las hace tan especiales y por qué no han perdido su encanto con el transcurso del tiempo? ¡Síguenos!
Casa Alberto, desde 1827
Casi dos siglos de historia le saca de ventaja a sus vecinos hosteleros. Casa Alberto, ubicada en el Barrio de las Letras, se fundó en una de las casas donde vivió Miguel de Cervantes. De hecho, en la segunda planta siguen conservando objetos del escritor.
Entres sus especialidades destaca: albóndigas de ternera, besugo a la bilbaína, boletus a la brasa con gorgonzola, manitas de cordero, judías con chorizo y oreja, carnes rojas, carrillada de ternera y rabo de buey estofado. En cuanto a las tapas, el pisto, las empanadillas de bonito y los pimientos de piquillo rellenos de rabo de toro, son una auténtica delicia.
Ha conseguido varios reconocimientos, entre ellos, el último: un diploma que lo acredita como restaurante favorito del público, durante las Jornadas Gastronómicas del mes de los Callos de Madrid en 2012.
Calle de Las Huertas, 18
Taberna Antonio Sánchez, desde 1830
Esta taberna, de las más antiguas y sin reformar de Madrid, fue inaugurada en 1830 y bautizada con el nombre del torero que la fundó. Una vez dentro, puedes observar que el tiempo no ha pasado por ella y la cantidad de fotografías que adornan sus paredes, así como su mostrador de zinc, te trasladan a una época pasada. También conservan las huellas de los autores de la Generación del 98 y un cartel que dice “Prohibido escupir en el suelo”.
Saborea su tradicional cocina española con platos tan castizos como los callos a la madrileña, la tortilla de San Isidro, los caracoles guisados, el rabo de toro, los huevos estrellados o el delicioso postre que te sube al cielo, la torrija.
La taberna también sirvió de escenario para grabar una secuencia de la película ‘La flor de mi secreto’, del manchego Pedro Almodóvar en 1954, con Marisa Paredes y Chus Lampreave como protagonitas.
Calle del Mesón de Paredes, 13
Casa Dani, desde 1875
En pleno corazón de La Latina, se encuentra Casa Dani, también conocida como Vinos 11. Una taberna ideal para los días que no pretendes darte un festín, ya que no tiene cocina. Eso sí, el queso que sirven está para repetir las veces que haga falta.
Antiguamente era una farmacia o botica, hasta que en 1875 se convirtió en una tasca en la que se despachaba vino por doquier hasta llegar a servirse 256 litros a diario. En el 74 se haría con ella Eugenio Humanes y en 1984 pasa a manos de uno de sus empleados actuales: Daniel Iglesias.
Calle Calatrava, 11
Bodega La Ardosa, desde 1892
Ese año fueron varios los establecimientos que abrieron con ese mismo nombre para vender un vino de Toledo, pero Bodega La Ardosa fue la única que decidió emprender un nuevo camino para destacar de la competencia, en los años 70.
En sus inicios fue una de las primeras en importar cervezas y ofrecer las mitiquísimas Guiness de grifo y botella. En sus paredes, tiene el record en número de litros bebidos por hora. En la actualidad, el concurso de bebedores de Guinness que organiza en el Día de San Patricio y su carta de cervezas internacionales, han colocado en La Ardosa entre uno de los imprescindibles en Madrid.
Con casi un siglo y medio de vida, La Ardosa hace que te sientas especial debido al buen trato del que te atiende, Ángel Monje, y su madre Conchi Marfil, la mejor cocinera de tortillas. De hecho en la web de La Ardosa, Conchi te invita a conocer su receta para que puedas probarla en casa.
Puedes degustar desde unas fabes con calamares, croquetas variadas o anchoas de Cantábrico, hasta una de las mejores tortillas de España -Conchi participó en un concurso anual de tortillas de patatas organizado por el Congreso Anual de Lo Mejor de la Gastronomía en el Kursaal, en Donosti-.
Colón, 13
La Casa del Abuelo, desde 1906
Taberna de principios del siglo pasado que ha logrado hacerse un hueco entre las tabernas más conocidas y antiguas de Madrid, debido a su breve, pero exitosa carta. Tiene una oferta de productos naturales entre los que destacan las mejores gambas, langostinos y el mejor vino dulce de Madrid.
Otras de sus especialidades son los langostinos a la plancha, las croquetas de gamba roja, las banderillas de langostino con mojo y las gambas, tanto al ajillo como a la plancha.
Ofrecen una cocina de calidad, destinando una parte importante de sus recursos a seleccionar las mejores materias primas, lo que les permite cocinar sus productos en el momento y a la vista de todo el que se pase por allí.
Calle de la Victoria, 12
La Venencia, abierto desde hace más de 90 años
Disfruta de un buen vino, manzanilla o fino que son la especialidad de la casa, y observa las paredes de esta taberna con encanto. Como te descuides, se te pasarán las horas encontrando todos los pequeños detalles que la hacen tan peculiar y auténtica, digna de añadirla a nuestro listado.
Como dato que puede interesarte, debes saber que no tienen cerveza de ninguna clase y tampoco aceptan propinas. Al igual que no dejan fotografiar su bar, lo que nos da a entender que quieren mantener la esencia que la originó sin hacer publicidad.
Calle Echegaray, 7
Taberna Ángel Sierra, desde 1917
En plena plaza de Chueca, os presentamos otra de las tabernas legendarias de Madrid cuya fecha de apertura data de 1917. Tiene diferentes accesos por lo que poder adentrarte en cualquiera de sus dos espacios.
Entrando por la plaza, la zona de la barra es digna de admirar por la cantidad de botellas que adornan la vitrina. Pero hay un rey en la barra, y ese es el vermut. Solo tienes que observar a los que están a tu alrededor para darte cuenta que Madrid es la principal consumidora de vemut de toda España.
A mano derecha del primer acceso, nos topamos con el segundo, donde se esconden boticas de vino que acompañan al establecimiento de madera oscura, así como objetos tan antiguos que bien podrían contarnos la Guerra Civil. Si quieres disfrutar de una cena con un escenario de otra época, éste es tu salón. ¡Disfrútalo!
Calle de Gravina, 11
Bodegas Rosell, desde 1920
Desde hace casi un siglo, la taberna madrileña sigue manteniendo el espíritu de las tabernas decimonónicas tanto en decoración como en el servicio, atento y profesional. Según explican en su página web, la familia Rosell transformó un antiguo despacho de vinos a granel, con su fachada que muestra un mosaico publicitario del morapio de Valdepeñas, hecho de azulejos de Talavera, seña de identidad de las bodegas de finales del siglo XIX.
Las raciones de la casa son generosas y variadas. Destacan los quesos (hasta 7 tipos en carta), la tortilla de patatas y las croquetas variadas. No puedes irte sin probar las patatas de la abuela con huevos y jamón y sus pimientos rellenos de bacalao.
Calle del General Lacy, 14
Es de agradecer que sigan existiendo este tipo de casas que mantienen la esencia de la época en la que fueron fundadas, a pesar de la gran demanda que hay por parte de las marcas de renombre para adquirir estas tabernas en pleno centro de Madrid. ¡Brindamos por y con vosotras!