Fue en 1743 en Epernay, un pequeño pueblo de la región francesa, donde Claude Moët decidió elaborar sus vinos, fundando la casa Moët. En 1750, gracias a Madame Pompadour, el vino espumoso del señor Moët pasa a convertirse en proveedor de la Corte Real Francesa, facilitando su expansión por Alemania, España, el este de Europa y las colonias británicas.
A su muerte, es su nieto Jean-Rémy Moët quien asumió el control de la compañía y amplía el negocio comprando los viñedos de la Abadía de Hautvillers, donde el monje Benedictino Dom Perignon perfeccionaba el método de la doble fermentación para obtener champán.
Es Jean-Rémy Moët quién dio a conoce el champagne a nivel mundial, su visión de negocio le hizo viajar alrededor del mundo estableciendo relaciones con personalidades ilustres de la época tales como el zar Alejandro II de Rusia, el Emperador Francisco II de Austria, el Duque de Wellington, la reina Victoria, o el príncipe de Rusia, más tarde Emperador de Alemania. Por supuesto, hay que destacar la relación con Napoleón I de Francia, el cual tenía casa de invitados en la calle 20 de Champagne, cuartel general de Moët.
Y es en 1833, cuando Jean-Rémy deja la compañía en manos de su hijo Victor Moët y de su yerno Pierre-Gabriel Chandon de Briailles. Así es como nace Moët et Chandon, la marca de las burbujas más vendidas en el mundo.
Pierre resultó ser un brillante empresario, un “master del lujo de la época”, y la expansión de la firma, ya con los dos apellidos unidos, no hizo más que empezar. Desde entonces, Moët et Chandon es un referente universal, aunque la ilustre familia ya no es la propietaria de la marca, integrada en el grupo LVMH.
Las grandes estrellas de la firma son los denominados Grand Vintage, champanes millesimées, elaborados con uvas cosechadas todas ellas en la misma vendimia, que sólo se elaboran en años de muy buena cosecha y que han de llevar expresada la añada en la etiqueta.
El primer vintage se comercializó en 1842 y recientemente fué presentado con todos los honores, el Grand Vintage 2003, la nueva joya de la firma. Un año precisamente duro, frío y de grande heladas que Benoit Gouez, chef de la cave, supo aprovechar para elaborar una edición excepcional (<<condiciones excepcionales ofrecen la oportunidad de crear un champán único, de personalidad compleja y madura>>). Notas a vainilla, almendra y avellana conjugada con notas frutales de albaricoque, melocotón amarillo, nectarina y peras asadas es lo que caracteriza a este espumoso.
Estamos ante uno de los grandes que ya forma parte de la Gran Vintage Collection, lo mejor de la casa Moët et Chandon.
Más información:
http://www.factio-magazine.com/specialfeatures/su_GrandVintage.cfm