El cuerpo humano cuenta con un mecanismo fisiológico que regula los niveles de hidratación de nuestro metabolismo tanto en el interior de las células (agua intracelular) como en el exterior de las células, el agua que hay entre ellas (agua extracelular). Así podemos hablar de una deshidratación intracelular (los fluidos salen del interior de la célula) y una deshidratación extracelular (cuando hay una pérdida de fluidos intersticiales, entre células).
En el hipotálamo, una zona del cerebro, se encuentran ubicadas unas células llamadas osmorreceptores cerebrales, que generan respuestas a la deshidratación celular regulando la producción de una hormona llamada antidiurética (ADH o arginina vasopresina).
La hormona antidiurética o AHD tiene efectos vasculares, modifica la permeabilidad del agua, y el transporte del sodio, al igual que modifica la permeabilidad para la urea en el riñón.
Cuando hay un incremento de la concentración de los cationes (principalmente sodio) y aniones (cloro y bicarbonato) del líquido del plasma (osmolaridad plasmática) las células osmorreceptoras pierden agua y se deshidratan y esto conlleva un estímulo para la liberación de la ADH que provoca la sensación de la sed, incitando a una mayor ingesta de líquidos y una disminución en la eliminación de líquidos por parte del riñón puesto que aumenta la permeabilidad al agua de los túbulos renales y, como consecuencia, se reducen las pérdidas de agua y el volumen urinario.
En el caso contrario de que disminuya la concentración de cationes y aniones, las células osmorreceptoras incorporan agua, aumentan de tamaño y esto es un estímulo para reducir la secreción de ADH, y con ello disminuir la sensación de sed con la consiguiente disminución en la ingesta de líquidos y mayor eliminación renal de agua ya que se reduce la permeabilidad al agua de los túbulos renales y, como consecuencia, se incrementan las pérdidas de agua y del volumen urinario.
Por consiguiente, podemos afirmar que la estimulación de los osmorreceptores cerebrales activa el deseo de beber y la liberación de la hormona antidiurética. Y que, por lo tanto, la sed es una sensación que emite el cerebro para avisarnos que necesitamos ingerir líquido.
Existen otros osmorreceptores diferentes a los cerebrales a tener en cuenta que regulan la sensación de la sed y se encuentran en la orofaringe (parte trasera de la lengua y el paladar blando), en el tracto gastrointestinal y en el hígado.
También se encuentran en los grandes vasos sanguíneos y hasta en la aurícula derecha del corazón, pudiendo disparar la sensación de sed después de una gran hemorragia o una deshidratación severa.
Algo a tener en cuenta es que la sensación de sed se alivia inmediatamente después de beber aunque el agua no haya sido absorbida por el aparato digestivo. De esta manera, nuestro cuerpo se defiende de administar una cantidad de agua mayor a la que nuestro organismo puede asimilar (si no, continuaríamos bebiendo sin parar). Esto es debido a la inmediata sensación de saciedad cuando bebemos, y a la distensión estomacal tras haber ingerido una cantidad de líquido provocando un estímulo saciante.
En general, la hidratación normal se consigue a través de los mecanismos de la sed y por la conducta habitual de ingestión de agua. Esta ingestión voluntaria de una bebida está condicionada por diferentes factores entre los que destaca su palatabilidad (que viene determinada por el color, sabor, olor y temperatura).
Pues bien, este cometido lo podemos realizar con el Agua Mineral Natural que es un Complemento perfecto para la recuperación de líquidos y sales después de esfuerzos físicos, a lo que se añade la naturalidad de su origen y a su pureza, que permanece intacta hasta llegar al consumidor. El Agua Mineral Natural, una Bebida Alimentaria que contribuye con nuestra dieta con un aporte de minerales (Bicarbonatos, sodio, potasio, flúor, magnesio, sílice, hierro, etc) algunos de ellos claves en procesos metabólicos y fisiológicos, en definitiva, esenciales para la Vida.
Y es que el agua mineral es la bebida más recomendable e inteligente para la hidratación del organismo.
Y me gustaría terminar destacando un Consejo del Observatorio de Hidratación y Salud:
“Cuando notamos sed es porque nuestro cuerpo ya ha perdido un 1% del líquido que necesitamos para vivir. Es la primera señal que nos avisa de que tenemos que reponer esos líquidos y electrolitos (sales minerales) perdidos. Si no los reponemos empezaremos a sentir fatiga, debilidad e, incluso, sensación de mareo. Cuando pasa el tiempo y hemos perdido más cantidad de líquido, es decir, estamos más deshidratados, nuestra frecuencia cardiaca se acelera y notamos sequedad de boca y cansancio. Por tanto, es importante recordar que no hay que esperar a tener sed para beber. Lo recomendable es hacerlo antes”.
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