Por la generación a la que pertenezco, me encuentro rodeada de amigas a punto de dar a luz y mamás que han recibido el título relativamente hace poquito. A esto hay que incluir mi pase hace pocos años a una categoría superior a la que me encontraba: la de tía. Es por ello que estoy muy sensibilizada con los temas que se hallan cerca de los más pequeños de la casa.
Uno de los primeros puntos importantes es la elaboración de los biberones de los más pequeños. ¿Porqué se hierve el agua?, ¿Se debe hacer con el agua de abastecimiento público?, ¿aporta algo positivo el que se haga con agua mineral?, ¿hay que hervir el agua mineral?…
Las preguntas a estas cuestiones las he encontrado en una reciente publicación del Instituto de Investigación Agua y Salud sobre el agua mineral en la infancia y que voy a resumir.
El agua de consumo público tal y como la conocemos en los países desarrollados es sometida a un proceso de desinfección que consiste en la adición de cloro, lo que reduce el riesgo de enfermedades transmitidas por microorganismos patógenos (Escherichia coli, o la hepatitis A, enfermedad comúnmente reconocida en países en vías de desarrollo). Algo que me ha sorprendido saber es que este tratamiento no es suficiente para eliminar todos los patógenos y que para ser más exhaustivos habría que filtrar o hervir el agua.
El bebé lactante está desamparado ante posibles infecciones tanto por su sistema inmunitario aún por desarrollar, como por su ingesta de agua diaria con respecto a su peso. Esta es la razón de que se comenzara a hervir el agua.
Pero qué ocurre en el proceso de hervido del agua. Sabemos que en dicho proceso lo primero que ocurre es la concentración de los iones y cationes que tiene el agua (cloro, sodio, potasio, nitratos). Unos científicos españolesa) reprodujeron en laboratorio el proceso de hervido del agua de abastecimiento público (agua del grifo) y llegaron a unas conclusiones bastante serias como para tenerlas en cuenta: “El contenido de iones de cloro, sodio y potasio (Cl, Na y K) aumentaban a medida que el tiempo de hervido aumentaba, en algunos casos hasta un 200%. En el caso de los nitratos el contenido aumentaba también, llegando a superar en algunos casos el límite máximo admitido por ingesta que es de 50mg/l. Lo que conllevaría un riesgo de metahemoglobinemia. De ahí que no deba emplearse agua de bebida con más de 50mg/l en la alimentación del lactante por riesgo a padecer metahemoglobinemia (Aconsejo leer páginas 69-73 de la publicación “El Agua mineral en la infancia» para entender la susceptibilidad del bebé a la metahemoglobinemia).
Así, se llega a la determinación de que una alternativa al hervido del agua de abastecimiento público sea el uso de un agua mineral natural (publicado en Guía de Salud Materno-Neonatal, publicación de divulgación sanitaria para padres que se entrega en los hospitales españoles), que como ya sabemos posee una pureza en origen estrechamente ligada a su procedencia subterránea, y con una composición química constante, en ausencia de tratamientos químicos y microbiológicos. De ahí que un Agua mineral Natural no necesite ser hervida.
Además, todas las aguas minerales naturales en el momento actual no llegan a superar el nivel máximo de 50mg/l de nitratos.
Por otro lado, el Agua Mineral Natural no solamente es la bebida aconsejada para el periodo de lactancia del bebé sino que es la bebida recomendada para hidratarse y eliminar la sed para el segmento de población infantil, inclusive la Educación Secundaria.
El Comité de Nutrición de la Asociación Española de Pediatría recuerda textualmente que “el agua y la leche deben seguir siendo las bebidas fundamentales del niño y el adolescente, mientras que las bebidas calóricas deben ser una opción de consumo ocasional, dada su baja capacidad nutricional”.
En la publicación “El agua mineral natural para la infancia” mencionan que hay interesantes trabajos que demuestran cómo el consumo de más agua en los colegios durante todo un curso escolar se acompañaba de un descenso del 31% del riesgo de sobrepeso. Esto es lógico ya que estaríamos desplazando el consumo de bebidas calóricas por ingesta de agua mineral natural, que además de no proporcionar calorías, estaríamos dando a nuestro organismo un valor nutricional a través de los minerales y oligoelementos que aporta.
Se hace evidente una vez más la aportación favorable del consumo de Agua Mineral Natural, en esta ocasión para la población infantil. Solamente habrá que tener en cuenta su composición en minerales para saber qué agua mineral natural es la adecuada en cada etapa fisiológica y de crecimiento. Una consulta al pediatra y sabremos qué Agua Mineral Natural elegir.
Bibliografía consultada:
D. Francisco Maraver Eyzaguirre; Dr. D. Jesús Román Martínez Álvarez; Dr. D. Isidro Vitoria Miñana. El Agua Mineral Natural en la Infancia. Instituto de Investigación Agua y Salud. CTO Editorial. 2009.
a).- Vitoria, I.; Climent, S.; Herrero, P.; Esteban, G.: Ebullición del agua y fórmula de inicio. Implicaciones nutricionales. Acta Pediatr. Esp. 2000; 58: 247-251.
Vía: ¿Es importante el Agua Mineral Natural en la lactancia? ¿ y en la infancia?
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