El fin de semana pasado asistí con unos amigos, amantes de los vinos y de la buena mesa, a la 16ª Muestra de los vinos de la D.O. Ribera del Duero. Durante 3 días, 17 y 18 para los aficionados, y 19 para profesionales, se han tenido la oportunidad de degustar vinos adscritos a esta denominación. 65 Bodegas formaban parte de esta edición. Dato alarmante si tenemos en cuenta, que en la actualidad, 224 son las bodegas que conforman la D.O. De hecho, según nos comentaron bodegueros en la feria, la asistencia había descendido en un 30% con respecto al año pasado. Lo que allí se escuchaba era que la ayuda por parte de la organización era insuficiente, y lo que nosotros pudimos comprobar, que los recursos materiales con los que contaba la bodega expositora eran mínimos. El paisaje en el recinto, tengo que decirlo, era un poco desolador, líneas de mesas con manteles blancos a modo de stands, sin división física entre ellas, y un minúsculo cartel como presentación de la bodega. En una esquina, un par de mesas donde los camareros depositaban las copas limpias. El visitante las recogía de allí. En mi caso, tengo que decir que fue un trabajo arduo de selección para encontrar una copa que no tuviera restos de cal y marcas de agua sin secar. Así, es un poco complicado degustar un vino.
Pero, ¿y las bodegas?, ¿no son ellas también las responsables de la imagen de Riberexpo?, ¿no tendrían que hacer un esfuerzo por implicarse más?, al fin y al cabo son ellas en sí las que conforman la feria, siendo un escaparate más para promocionar sus productos. ¿Qué está ocurriendo para que cada año sean más las bodegas que deciden no estar presentes en este evento?. Quizá la coincidencia en fechas con The London Internacional Wine Fair (LIWF) tenga mucho que ver.
Si analizamos LIWF, son 27 ediciones de una feria organizada por Brintex Events, empresa con más de 100 años de experiencia en publicidad. Brintex es la promotora de más de 20 ferias alrededor del mundo, y está dentro de las 10 primeras empresas mejores del Reino Unido en organización de eventos.
LIWF cuenta con una asistencia con un 4% de incremento anual, siendo en el 2007 de 14.000 visitantes. De éstos, un 70% son distribuidores, exportadores, directivos del canal HoReCa, en definitiva, “compradores a gran escala”.
Además, según encuestas realizadas a los visitantes, el 65% piensa con firmeza que la LIWF es un “foro para hacer negocio”. Inclusive, que ciertas transacciones solamente se pueden llevar a cabo aquí, in situ.
Así, la participación española este año en LIWF se hace patente con una superficie total ocupada que es la segunda más grande, sólo por detrás de los franceses. Dos son las razones poderosas que justifican este hecho, una que el mercado del Reino Unido es responsable de aproximadamente el 17% de las exportaciones vinícolas españolas y es el segundo mercado más importante globalmente para el vino español, y la segunda, como he iniciado anteriormente, que LIWF es un eslabón clave para llegar a negociar a escala internacional, puesto que es un destino anual fijo para los compradores de vino europeos, norteamericanos y asiáticos, un 24% del total de la asistencia.
Con esto no pretendo comparar ambas ferias porque no ha lugar, pero sí que nos haga reflexionar. No cabe duda que hoy por hoy, somos el país de mayor producción vitícola y estamos a la cabeza de los países elaboradores de grandes vinos. Somos buenos, sin embargo no sabemos vendernos, todavía nos queda mucho camino por recorrer en cuanto a marketing y publicidad se refiere.
Y por cierto, ¿No sería mejor cambiar Riberexpo de fecha?
Firmado: Luz Merchán
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